1985, Puerto Rico
Nací en Ponce, en el casi-mítico barrio Bélgica. Comencé a interesarme en las posibilidades de la crítica desde muy pequeño. Mi crianza en Ponce estuvo marcada por la presencia de los libros—la mayoría de ellos libros viejos que mis abuelos y tías abuelas adquirieron cuando cursaron estudios en la mítica Río Piedras de Jaime Benítez y Ludwig Schajowicz. Pero la posibilidad de una vida dedicada a la hermenéutica grosso modo – por lo que entiendo menos una ciencia interpretativa y más la producción de textos sobre lo que otra gente ha escrito – no me vino a la mente sino mucho después, mientras vivía en el Seminario de los Padres Escolapios en la Playa de Ponce y comencé a estudiar música, pedagogía y filosofía, como preparación para continuar estudios en teología.
Luego de un breve paso por aquellos lugares claustrales, me fui a Boston en 2005 a continuar estudios en filosofía en Boston College. Allá encontré, entre otras cosas, los escritos de Nietzsche, Freud, Heidegger, y – sobretodo – Paul de Man y Derrida. Esas lecturas me marcaron profundamente. Desde el 2008 pertenezco al programa doctoral del Departamento de Literatura Comparada en la Universidad de Emory. Allí trabajó bajo la supervisión de los profesores Geoffrey Bennington, José Quiroga, y Andrew Mitchell. Gracias a una beca de investigación de la DAAD, durante el año académico en curso resido en Frankfurt am Main, Alemania. Pertenezco al Instituto para la Literatura general y Comparada de la Goethe-Universität y estudio bajo la supervisión del conocido filósofo y crítica alemán, Werner Hamacher.
Mi trabajo intelectual transcurre por dos vertientes que a veces parecen independientes, a veces se entrecruzan y a veces son indistinguibles la una de la otra. Por un lado, mi trabajo toma como punto de partida algunos desarrollos del pensamiento y la filosofía contemporáneos para investigar las siguientes dos preguntas: 1. ¿Cuál es el sentido o el significado del poder? 2. ¿Dónde radica la especificidad del tiempo histórico? Mi acercamiento a estas preguntas sin respuesta privilegia algunos textos canónicos de la historia de la filosofía – sobre todo, figuras como Aristóteles y Heidegger – y podría ser caracterizado como un tipo de genealogía filosófica o de “historia intelectual”, sino fuese el caso que tanto el sentido de la historia como el poder del genos, de la filiación, deberían entrar en crisis a través de este cuestionamiento. A su vez, en mi trabajo planteo estas dos preguntas fundamentales de forma indirecta, es decir, a través de un intento por plantear otras preguntas quizás menos irresolubles. Con respecto a la primera pregunta, hasta este momento mi trabajo se ha concentrado en la cuestión de la soberanía a partir de la obra tardía de Derrida. En cuanto a la segunda, mi trabajo plantea la necesidad de entender la singularidad de lo histórico a partir de una investigación en el sentido del “ahora” como instancia “temporal” que cierta tradición filosófica ha privilegiado como la dimensión del tiempo cargada de historicidad.
Por otro lado, mi trabajo plantea una serie de intervenciones de corte metodológico y hasta polémico al interior de las disciplinas académicas en las que me muevo. En contra de la predominancia de un paradigma identitario en la crítica latinoamericana y los estudios latinoamericanos, me interesa privilegiar textos que plantean estéticas y conceptos recalcitrantes a dicho paradigma. En contra de una postura poco crítica con respecto a las posibilidad de poder criticar, exponer o desmitificar discursos ideológicos, me interesa buscar modos de leer que nos permitan plantearnos las posibilidades de una pérdida de capacidad crítica, de un cierto “no-saber,” posibilidades que entiendo, entre otros modos, como la condición misma de una ética y una política por venir.