
Un fósforo húmedo que no prende
1.
Un fósforo húmedo que no prende me cuenta su historia. Alguna vez fue un árbol. Tuvo una familia. Luego no supo qué pasó pero encogió y marcharon para siempre las hojas. A veces solo quiere incendiarse como un poema mal traducido.
2.
Hoy me duelen mucho las cosas pequeñas. La mariposa cargada por las hormigas como en un ataúd, el fósforo húmedo que ya no prende, la rata que muere ahogada en el recolector de agua de lluvia. Soy una cosa pequeña que duele.
3.
El animal vertebrado más viejo del mundo es un tiburón. El invertebrado más viejo, una almeja. Ambos nacieron cuando moría Cristóbal Colón y aún no habían levantado estatuas en su nombre. Hay insectos de cincuenta años y esponjas de once mil que no tienen monumentos de piedra. Estatuas de piedra para el hombre y de versos para los animales.
Las avispas entran a la casa
Las avispas entran a la casa
pero nunca se meten conmigo.
Hoy debí haber salido
a hacer diligencias
pero preferí quedarme en casa
a mirar a las avispas
no hacerme nada en mi cocina,
revisar las grietas de la madera
como auscultando un posible
apartamento nuevo
hecho por ellas.
No le cambié el aceite al carro
ni hice compra
no me hice ninguna prueba,
ni rellené los garrafones con agua.
Hoy solo pude quedarme en casa
mirando trabajar a las avispas.
Sin problemas botánicos
Si me quieres hacer feliz
méceme sobre el agua
en una playa de manglares.
Caminemos entre almácigos,
recina chibú de las antillas,
cuahuilote,
descubriéndoles sus otros nombres
en la zona, indio esnú,
planta brújula
la lechuga silvestre.
Adoremos los saguaros indóciles
en el techo de los quioscos
paraíso del comején
y de los caminantes.
La felicidad estuvo fuera
del cuerpo hasta que ya no.
El cuerpo mecido bocabajo
por la palabra ola en lenguaje de señas,
la alfombra mágica de los que van a playas
con letreros de “prohibido el paso”,
tachadas por las sirenas
disfrazadas de flores de globito.
Palo de jaqueca el Milo,
algo en común entre mi traje de baño
y la higuera que tienes en tu sala,
pero todo está bien. No hubo que cruzar
montañas rocosas ni zarzas,
fuimos sobre todo Ehrarta erecta.
Poemas inéditos del libro Para pintar una casa, 2020.
Mara Pastor es una poeta, editora y profesora puertorriqueña. Pastor es autora de varias colecciones de poesía, incluidas Candada por error (Atarraya Cartonera, 2010), Poemas para fomentar el turismo (Ediciones Neutrinos, 2016), Arcadian Boutique (Punto de Partida, 2014), Falsa heladería (Ediciones Aguadulce, 2018) y Deuda Natal (University of Arizona Press, 2021), traducido por María José Giménez y Anna Rosenwong, que fue merecedor del Premio Ambroggio 2020. Es profesora asociada de Español en la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico en Ponce. Actualmente, modera, con el apoyo de Beta-Local y de la Fundación Flamboyán, el taller de escritura creativa Las carambolas, dirigido a trabajadoras de la tierra y residentes del barrio Montes Llanos, en Ponce, donde actualmente reside.