Por Ángel ‘Chuco’ Quintero Rivera y César Colón Montijo
Un ejercicio de amistad intelectual salsera. En mayo pasado teníamos previsto tener un encuentro en Beta-Local junto a César y Chuco. La premisa era una conversación alrededor del libro ¡Saoco salsero! o el swing del Sonero Mayor, escrito por Chuco y sobre Ismael Rivera en general. Debido a la pandemia este evento fue pospuesto, pero aprovechamos el junte para presentarles, a manera de listening session, este playlist de Maelo comentado por ambos. El playlist completo está disponible al final.
La selección de Ángel G. Quintero Rivera
1. El charlatán
Tradicional, Orquesta Panamericana (1954)
En versión de Lito Peña, Ismael Rivera (“Maelo”) grabó con La Orquesta Panamericana la plena tradicional “El charlatán” que, como sencillo en 78 revoluciones fue su primer gran éxito comercial y se incluyó en el primer LP de la Orquesta. “El charlatán” combina la tradición de épica barrial de la plena con la tradición vocal “despalabrada” de la bomba en sus soneos: muchos de estos prácticamente repiten el estribillo del coro con aderezos rítmicos y melódicos que estimulan su swing bailable. El soneo simula al tambor subidor de la bomba en diálogo con el bailador.
*Aunque la carátula señala a Lito Peña como autor, Echevarría, Félix (1989) La plena, origen, sentido y desarrollo en el folklore puertorriqueño, p. 108 la identifica como una “plena (ponceña) de antaño”.
2. Las ingratitudes
Margot Rivera, Cortijo y su combo invites you to dance (1955)
La canción que abre el primer LP de Cortijo y su Combo es una bomba. Fue compuesta por la madre de Maelo, y yo la interpreto como de honda significación de protesta social, pues parece referirse a la relación entre la empleada doméstica que ella fue y sus “dueñas de casa” de las clases altas.
3. Déjalo que suba
Encarnación García, Baile con Cortijo y su combo (1958)
En años de gran emigración puertorriqueña a Nueva York, Cortijo graba con Maelo una plena con referencias a la trata esclavista, a la gran migración forzada constituyente del mundo caribeño. Incluida en el segundo LP de Cortijo y su combo, cuya canción más popular fue “El negro bembón” de Bobby Capó.
4. La gata montesa
Israel Plata, Esto fue lo que trajo el barco (1972)
Habiéndose desintegrado Cortijo y su combo, Maelo forma en Nueva York su propia agrupación que denomina “sus Cachimbos”. Sigue grabando canciones con referencias al mundo barrial cangrejero. Esta es un homenaje a una célebre bailadora de bomba, María Teresa, y la interpreto como contraponiendo la hegemonía cultural plebeya de Santurce a la antigua hegemonía señorial ponceña. Es buen ejemplo del soneo pisando el coro para darle diversidad métrica y generar el swing. También de la variedad en las rimas. También, como en “Comedia”, contiene un buen ejemplo de su diálogo con el tres.
5. Qué sería de mí
Bobby Capó, Vengo por la maceta (1973)
Bolero de amor que ilustra el uso por Maelo del slide afroamericano, recurso sonoro que encontrará referencias en las letras de numerosas composiciones.
6. Las caras lindas
Tite Curet Alonso, Esto si es lo mío (1978)
Esta composición incorpora numerosos recursos musicales y poéticos en una afirmación anti-racista.
7. El Nazareno
Henry D. Williams, Traigo de todo (1974)
Destaca cuatro rimas distintas de una canción donde la religiosidad popular ayuda a quebrar las “occidentales” separaciones entre lo corporal y el espíritu.
Algunas entre muchas, que se podrían añadir, y que sugiero al lector más interesado:
8. Las Tumbas, Bobby Capó Soy Feliz (1975)
9. Soy Feliz, Javier Vázquez Soy Feliz (1975)
10. Borinqueneando, Johnny Ortiz Soy Feliz (1975)
11. Ella no merece un llanto, Bobby Capó Esto sí es lo mío (1978)
12. Incomprendido, Bobby Capó Esto fue lo que trajo el barco (1972)
13. Traigo de todo, Pedro Flores Traigo de todo (1974)
14. Seis de Borinquen, Ramón Muñiz Feliz Navidad (1975)
15. La soledad Hugo, González Con todos los hierros (1967)
16. Si te contara, Sebastián Castro Quítate de la vía Perico (1959)
17. Lo dejé llorando, Sammy Ayala Baile con Cortijo y su combo (1958)
18. Beautiful girl, Orquesta Panamericana (1954)
La selección de César Colón Montijo
Ofrezco esta playlist anotada como un ejercicio de amistad intelectual salsera para celebrar tanto el legado de nuestro Brujo de Borinquen como el libro de nuestro querido Ángel “Chuco” Quintero titulado, ¡Saoco salsero! o el swing del Sonero Mayor. Va como un contrapunteo de mi escucha, investigación y escritura maelera con dos conceptos clave que Chuco propone en su análisis socio-musical sobre Santurce: el saoco salsero y la memoria del ritmo.
1. A bailar mi bomba
Arsenio Rodríguez, El Alma de un Pueblo (1957)
Cortijo y su Combo en vivo. No habría, tal vez, que decir mucho más. Pero aquí la letra ofrece un relato ancestral de ritmos caribeños, que saluda a la memoria de las abuelas, de las bailadoras del ayer, y anuncia la potencia de la bomba y la plena como las músicas del momento. Parentesco musical caribeño que celebra vidas y sonoridades negras. Maelo nos dice el relato con su voz clara y brillante, en ese registro más alto de sus primeros años. Adorna los versos que le diera Arsenio con sus floreos rítmicos y melódicos, esas onomatopeyas, acentos y repeticiones silábicas que son clave en su cantar maravilloso. Antes de la canción, oímos las voces de Rafael Cortijo y Juanita Colón, una mujer cangrejera que desde el público pide al maestro que le toquen su canción.
2. Aquí estoy ya yo llegué
Ismael Rivera, Bienvenido/Welcome (1966)
Vuelve el sonero a reclamar su lugar después de hacer tiempo en prisión. Y nos cuenta su escucha. Nos traza, otra vez, ese parentesco musical que, según nos dice esta vez, le libera. Ante el encierro, el sonero se inspira en la familia de ritmos caribeños que interpreta con maestría. Nos dice: “allí le solté mi bomba… porque la rumba estaba con conmigo para aliviarme las penas, con su hermanita la plena y su primo el guaguancó, belemba”. En el montuno, ofrece una clase magistral de soneo, de esa técnica de “pisar el coro” con la que rompió esquemas. Me encanta un soneo que dice: “son, son y son y van pa’ la cola”. La melodía de ese soneo saluda al clásico Son de la loma. Homenaje a los mayores que Maelo usa aquí para mandar a los demás soneros a hacer fila porque el Sonero Mayor había regresado.
3. Bombón de canela
Margarita Rivera, Doña Margot, Con todos los hierros (1967)
Plena de Doña Margot. Ella ofrece, en la voz de su hijo, una receta de sanación espiritual, bienestar y vacilón. Una poética de la dulzura, el placer, el cuerpo, la sensualidad, el baile y los baños de mar. Los soneos de Maelo me suenan aquí particularmente percusivos. Como si al inspirar esas frases onomatopéyicas que dicen, “tú tú tú tú”, “aquilín aquilín aquilín”, o “bom bom bom bom bom bom borom bon bon bon”, su voz emulara los floreos de la pandereta de plena; el bembeteo plenero sobre el que ha escrito nuestro querido Ramón López. Vale la pena oír y mirar a Doña Margot cantar un pedazo de esta canción a capela en el documental Retrato en Boricua, de Enrique Trigo.
4. San Miguel Arcángel
Henry D. Williams, Esto fue lo que trajo el barco (1972)
Sonero y médium, Maelo escucha la voz de San Miguel Arcángel y enuncia sus palabras. Reparte deseos de bienestar, vacilón y creencia. En la primera parte, nos cuenta su encuentro con el santo. En la segunda, nos invita a oír y creer. Aquí conviven santos, vírgenes, panas, músicos, compositor, su compañera sentimental y su madre. ¡Despójate Doña Margot! En un mismo soneo van Eleguá, Changó, Obatalá, el Santo Niño de Atoche y la Virgen María, Sofía. En la entonación de algunos soneos se percibe, con particular claridad, un aspecto clave de su trabajo rítmico y melódico: la continuidad entre el hablar y el cantar. Se oye en soneos que combinan fragmentos más recitativos y silábicos con otros más melódicos. También, en su uso de refranes, saludos y frases percusivas, como aquella que el soneo primero nos dice y luego nos canta: “¡qué qué qué qué qué qué!”.
5. Mi música
Tite Curet Alonso, De todas maneras rosas (1977)
Maelo, de la mano de su amigo Tite, ubica su fe política en la espiritualidad y sonoridad del tambor. Resiste tanto al opresor como a las posturas maniqueas de izquierda y de derecha. Valdría la pena, tal vez, pensar y escuchar este tema junto a su presentación en un concierto en apoyo a los presos nacionalistas en el Bronx en 1980. En esta canción, su voz se escucha más grave. Quizás en un intento de invocar la vibración del tambor, o quizás por su larga lucha con una enfermedad que le restaba potencia vocal. Aún así, ofrece su voz como pasaporte para un viaje bien legal, espiritual. El sonero pone su oído también en el tres. Y, a través de su cantar maravilloso, convierte en soneo una frase melódica que el tres le dice al inicio del montuno. La usa para describir las mil cositas buenas, los ritmos caribeños de siempre, que se cuecen en su salsa.
6. Comedia
Plácido Acevedo, Esto sí es lo mío (1978)
Quizás, mi canción favorita del repertorio maelero. Relato melodramático de una puesta en escena teatral que nuestro Sonero Mayor usa para hablarle a sus oyentes sobre su pena. Su abandono. Su voz frágil, pero aún encantadora, enfatiza el lamento cantado con inflexiones sutiles que conversan con el tres de don Mario Hernández. Esta salsa, que primero fue un bolero de Plácido Acevedo y el Cuarteto Mayarí, no tiene montuno para que el sonero inspire pregones con su coro. Maelo utiliza el puente instrumental entre las dos partes del tema para decirnos dos reclamos. Primero nos dice, “¿Por qué? ¡Dime por qué! ¿Por qué?” Y luego, “Ajá, ¡con que el papel de Carlos López Moctezuma, ah!”, recordando al actor mexicano conocido por sus roles de villano. Al final, Maelo cierra su comedia diciéndonos un lamento que oigo como un soneo vital: “¡Ave María, ah, después de tanta salsa que les traje!”
7. El Nazareno
Henry D. Williams, Traigo de todo (1974)
Oigo esta canción como una plegaria. Un rezo que podríamos describir como un spiritual salsero. Para mucha gente, esta es la canción clave del cancionero maelero porque narra el encuentro de Maelo con su Cristo Negro a través de un relato que enfatiza la amistad y el orgullo racial. Otra vez, Maelo es sonero y médium. Oye al Nazareno y canta su palabra. El mismo acto fonográfico de “San Miguel Arcángel”, también escrita por Henry Williams. Hay otro detalle de “El Nazareno” que me mueve: la sonoridad de los metales me hace pensar en las dianas que se tocan durante la procesión del Cristo Negro cada 21 de octubre en Portobelo. Metales y tambores que marcan la peregrinación. Combinación que acentúan aquí el solo de timbal de Carlos “Rigo” Malcom y el solo de trompeta de Chocolate Armenteros. Con sus Cachimbos, el sonero nos canta la palabra que El Nazareno le dijo y que él nos dice con su voz bruja. ¡Óyelo bien!
César Colón Montijo es etnomusicólogo, periodista y documentalista. Posee un doctorado en etnomusicología de la Universidad de Columbia en NY, una maestría en antropología y comunicación audiovisual de la Universidad de Barcelona, España, y un bachillerato en comunicaciones de la Universidad de Puerto Rico, Río Piedras. Sus investigaciones y proyectos se concentran en Puerto Rico, el Caribe y Latinoamérica, enfocados en articulaciones musicales, sonido, religión, masculinidad, raza, enfermedad e imperio.
Ángel G. Quintero-Rivera dirige proyectos sobre sociología de la cultura en el Centro de Investigaciones Sociales de la Universidad de Puerto Rico. Es autor de numerosos libros y otras publicaciones. Entre sus más recientes, La danza de la insurrección: para una sociología de la música latinoamericana (2020), ¡Saoco salsero! o el swing del Sonero Mayor (2017), Cuerpo y cultura: Las músicas “mulatas” y la subversión del baile (2009), ¡Salsa, sabor y control!: Sociología de la “música tropical” (1998), entre otros.